El adiós al papa Francisco no sólo deja huella en nuestros corazones cristianos: también queda patente en la liturgia de los días o semanas que la Iglesia Católica se encuentra en período de sede vacante.
El Secretariado de la Comisión Episcopal para la Liturgia ha elaborado un documento con orientaciones que ayuden a la comunidad diocesana a vivir con sentido de comunión eclesial y oración este tiempo de espera en la Iglesia. La guía recoge las siguientes indicaciones:
NOTICIA DE LA MUERTE Y MISAS EXEQUIALES
La noticia del fallecimiento del papa Francisco se dio a conocer en las catedrales, parroquias y otras iglesias con el redoble de campanas en señal de luto. Este mismo signo también se empleará el día de las exequias, el próximo sábado 26 de abril.
Durante las celebraciones de la eucaristía y actos piadosos será habitual pedir por el papa difunto en el memento de la misa, así como intenciones por él en la oración de los fieles. También se pueden organizar actos de devoción y piedad, como el rezo del Santo Rosario u otros que parezcan adecuados.
En cambio, en la Plegaria eucarística, ya no escucharemos la fórmula habitual «con tu servidor el papa Francisco», dado que la sede está vacante. Se pasará a nombrar directamente al obispo diocesano.
Una vez celebrada la misa funeral por el Santo Padre en la basílica de San Pedro, en Roma, las parroquias y otras comunidades podrán celebrar sus propios funerales, tras el funeral diocesano en la Santa Iglesia Catedral, que tendrá lugar durante el período llamado de novemdiales (nueve días de luto que siguen a la muerte del pontífice). En esta celebración se utilizará el color morado (siempre que la misa no esté impedida por el día litúrgico) y también podrá emplearse uno de los tres formularios «por el papa» contenidos en las misas exequiales (Misal Romano, pp. 1118-1120).
CÓNCLAVE PARA LA ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA
Cuando comience el cónclave para la elección del nuevo papa, se recomienda incluir en la oración de los fieles una súplica por dicha reunión y su cometido. Asimismo, se puede celebrar –si el día litúrgico no lo impide– la misa por diversas necesidades «para elegir un papa o un obispo».
También se pueden organizar momentos de adoración eucarística, rezar el Santo Rosario o realizar otros actos de piedad con la intención de pedir luz para los cardenales electores.
Finalmente, cuando se conozca la elección del Santo Padre, en las catedrales, parroquias y otras iglesias repicarán las campanas en señal de gozo.