El pasado 8 de julio don José Cobo tomaba posesión como nuevo arzobispo de Madrid y unos días más tarde fue nombrado Cardenal arzobispo.
Desde las primeras homilías a los madrileños, ha ido dando pinceladas de las bases del ejercicio de su ministerio. Pero sin duda, es en su carta pastoral donde descubrimos de una forma clara estas propuestas.
La carta lleva por título “Abriéndonos a un nuevo comienzo” en ella aborda la nueva etapa recordando el trabajo ya realizado “Un comienzo que se apoya en comienzos de otros que han sembrado antes. (…) Un comienzo que, como todo lo que viene del amor de Dios, no tiene fin y a todos nos abraza.” Recuerda algo muy significativo y es que “iniciamos un curso y parece que llegan oportunidades nuevas, que se abren nuevos retos. Pero al tiempo llegan viejos cansancios o recurrentes tentaciones de vivir el tiempo que Dios nos regala como aquel viejo empleado que enterró el talento recibido”. Para comenzar con buen pie nos anima a escuchar la palabra de Dios y dejarnos abrazar por Él, de forma personal y comunitaria, y para ello escoge dos textos: Ezequiel. 34, 11-16 y Lucas. 4, 16-22. Su lectura nos interpela y con ella de guía, nos presenta unas pistas que pueden ayudarnos a abordar la nueva tarea. Tras esta lectura y meditación traza los ejes pastorales para la nueva etapa.
- Ahondar en la vocación bautismal. “Es una llamada a redescubrir la vocación de cada uno, ahondando en la identidad bautismal que tanto necesitamos” hay que insistir en los procesos formativos que ya tenemos implantados en las parroquias y en la diócesis, e implementar todo lo que haga falta para una formación diocesana para los agentes de pastoral, la iniciación cristiana y los que ya están iniciados, pero necesitan una “reiniciación”.
- Potenciar la vida y el dinamismo de las parroquias y comunidades cristianas, impulsando a las más débiles y acentuando la diocesaneidad. “una ocasión especial para re-enamorarnos de la Iglesia, de esta Iglesia, buscando su belleza y la vitalidad que Cristo le da al habitarla y seguir dando la vida por ella “. Nos recuerda algo muy importante y que dice el Papa Francisco «Amar a la Iglesia tal y como es significa aceptarla con sus imperfecciones y trabajar para mejorarla desde adentro» afirma que el reto es impulsar a las comunidades y parroquias en torno a Dios para que nuestros hogares sean “hogares samaritanos de encuentro”. También nos invita a acoger “acoger a un obispo remite a la apostolicidad de la fe. Jesús constituye su Iglesia poniendo como pilar al colegio apostólico”. Nos pide que hablemos y escuchemos para escuchar lo que el Espíritu dice en los que no son como nosotros.
- Ahondar en la escucha de la Palabra para señalar el paso de Dios a nuestros hermanos. El Evangelio no cambia, sino que nosotros lo entendemos mejor en cada momento y por eso afirma que “No pretenderemos tener siempre la razón, ni presumiremos del poder de los números, ni identificaremos el evangelio con ninguna ideología o realización humana. No queremos quedarnos añorando tiempos mejores pasados, sino consagrarnos con ilusión a un futuro por hacer”. Nos recuerda que los migrantes, la desigualdad, la soledad, la violencia son los lugares donde somos enviados como Iglesia samaritana.
- Miramos a la sociedad como misión a la que Dios nos convoca desde la misericordia La Iglesia en Madrid tiene que trabajar por el bien común resistir a la polarización y a la deshumanización. No debemos encerrarnos sino colaborar como cristianos en el ámbito público.
Esta carta pastoral concluye encomendándose a los santos madrileños y a la Virgen de la Almudena para que” sostengan la ofrenda de nuestra vida, ilusionada y dispuesta ante los desafíos del nuevo curso que acometemos”.